El Sadomasoquismo ¿Te Exitan los Golpes?

¿Alguna vez has querido golpear a tu pareja durante el sexo? Quizás más de una vez, ¿verdad? Normalmente es una reacción natural por la exitación del momento, aunque se debe aclarar que todo depende de la frecuencia e intensidad de los mismos.
Pequeñas palmadas en la nalga de la mujer o leves aruñones en la espalda del hombre son resultados ocasionales de esa noche de lujuria que se experimentan por el deseo irreflexivo. O sea, son resultados de la espontanedad del momento. Apretar, morder, ahorcar (suavemente), halar el cabello, etc. son elementos que ponen intensidad en nuestra escena pasional.
Pero, UN MOMENTITO, cuando esos golpes son la clave del placer dentro de las relaciones sexuales ya estamos hablando de un "problema muy grave." Te transformas en sádico o masoquista y sin esos trompones no hay emoción. Como siempre, el ser humano va más allá y no puede coformarse con lo que suele ser "normal."
El sadismo o masoquismo se describe como un desorden psiquiátrico caracterizado por el placer sexual o gratificación aplicando o recibiendo dolor durante el acto. Algunos estudios indican una relación al mal desarrollo de la sexualidad durante la niñez, por factores de violencia doméstica, perjuicios, miedos, etc. Muchos de los sádicos son normalmente agresivos en todas las etapas de sus vidas. (wikipedia.org)
Sin embargo, el sadomasoquismo como tal, fué eliminado en 1994 del listado de las enfermedades psiquiátricas. ¿Por qué? Se dice que si la persona actúa de manera alocada y causándose daños que puedan atentar contra su vida o de su pareja, en este caso sí se considera un problema.
O sea, si ambos están de acuerdo en darse golpes y disfrutan hacerlo, no se consiren enfermos. Es como en la guerra, que todo se vale.
A pesar de esto, una vez supe de una situación donde a la mujer le gustaba que le dieran sus golpes (tropadas), de modo tal que sentía placer. Al pasar del tiempo, el hombre obtenía más placer que ella pues las trompadas eran muy fuertes para ser placenteras. Pero EL no quería dejar la práctica, al contrario, la intensificaba. Llegó un momento donde ella temía tener relaciones con él pues parecia gozar más siendo Mike Tyson en ves de buen amante. Aquí ya la cosa cambia y tenemos que buscar ayuda psiquiátrica.
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